Por vocación se entiende atracción, inclinación por algo. Yo, como seguramente muchos de ustedes, me he puesto a pensar que difícilmente se puede experimentar esa atracción por algo que escasamente se conoce, ni siquiera de manera superficial; creo que la mayor parte elegimos la profesión atraídos por circunstancias diversas: un modelo de médico cercano a nosotros, padre, familiar, amigo; un problema de salud grave personal o de un familiar cercano tomado como un reto.

Ser un buen estudiante de medicina es para una persona de inteligencia medianamente dotada, igual de fácil o difícil que ser un buen estudiante de cualquiera otra carrera; depende más que nada de los hábitos de cada quien y de la preparación obtenida en el hogar y en las escuelas que lo capacitaron de niño y de adolescente.
No entiendo, y esto que voy a mencionar debería ser objeto de un estudio a fondo para conocer las razones, por qué en las escuelas de medicina oficiales deserta un porcentaje importante de alumnos.
Difícilmente pienso que pudiera considerarse la frustración como causa, o sea, por encontrarse el alumno con una realidad muy diferente a la que esperaba. La carrera en sí es un abanico de opciones tan amplias que brinda la oportunidad de dedicarse a las ocupaciones más variadas que se puedan imaginar, relacionadas con todo tipo de investigación (ciencias biológicas, matemáticas, físicas, jurídicas…).
Al momento de escribir estas reflexiones para ustedes, hay registrados 47 Consejos de otras tantas especialidades derivadas de la carrera de medicina. Quizá podrían darse razones que tengan que ver con un coeficiente intelectual demasiado bajo, para el que toda ocupación pudiera resultar excesivamente difícil, o razones económicas que interfieran con el sostenimiento del alumno como estudiante y lo obliguen a buscar un trabajo incompatible con cualquier clase de estudios. Al respecto, quisiera hacer un paréntesis y mencionar a ustedes una frase que desde muy pequeño escuché decir a mi padre para mí y a mis hermanos: Quand on n´a pas ce que l´on veux, il faut aimer ce que l´on a; aunque está en francés, ahora la repito traducida: «Cuando no tienes lo que quieres, tienes que aprender a querer lo que tienes.» Esta frase encierra una profunda filosofía que puede enderezar cualquier vocación a punto de torcerse. Hay que recordarla siempre con oportunidad. Quien la tenga presente, nunca conocerá la frustración.
* Médico de la Clínica de Páncreas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Dr. Salvador Zubirán (INCMNSZ
* Médico de la Clínica de Páncreas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Dr. Salvador Zubirán (INCMNSZ
Muy interesante doctora
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